Reconcíliate con el placer de comer

Psychologies, junio 2011

¿Cómo encontrar el placer?
Si nuestro organismo estuviese centrado, nuestro instinto bien regulado y tuviéramos un sistema nervioso y un sistema energético bien templado, el placer o la atracción hacia una serie de alimentos podría ser un indicativo del tipo de nutrientes o alimentos que nos son más necesarios. Pero en la actualidad no siempre sucede así: el caos alimenticio, la pobreza nutricional y la invasión de sabores, texturas, e ingredientes artificiales hacen que nuestro instinto, nuestra intuición, nuestra capacidad automática de regulación y de búsqueda de lo que es conveniente y bueno para el cuerpo haya perdido todo tipo de regulación. Buscamos sabores más por nuestra costumbre, por nuestros hábitos alimenticios y porque estamos acostumbrados a comer tal o cuál tipo de alimento, que porque realmente nos convengan.

¿Cómo determinar qué alimentos son placenteros y a la vez saludables?
La solución es sencilla: basta con coger los productos que sabemos que son beneficiosos para el organismo (hortalizas, cereales, lácteos, carne, pescado, legumbres, etc.) y convertirlos en sabores, olores y texturas placenteras. Para conseguirlo solamente necesitamos imaginación, ganas y un mínimo de dotes culinarias (lo básico para atreverse a realizar combinaciones nuevas de alimentos, experimentar con diferentes tipos de cocción y presentar los platos de forma apetecible). Si las nuevas creaciones con los alimentos de siempre se acompañan de un ambiente propicio para el disfrute y de una buena compañía, el placer está prácticamente garantizado.