Potenciar la inmunidad y prevenir infecciones

Spiral, diciembre 2010

La explicación científica clásica de la infección sostiene que, dicho de forma sencilla, ésta se produce cuando un germen entra en una célula, la parasita y la revienta, de modo que la célula se convierte en múltiples gérmenes.

Resulta indiscutible que cuando se contrae una infección una célula oronda y sana sufre la invasión de un microorganismo, cambia electromagnética y fisicoquímicamente, empieza a vibrar y se transforma en un montón de gérmenes. Pero ¿qué permite que una célula sea invadida, comience a vibrar y se descomponga cuando entra en contacto con una bacteria u otro germen? De hecho, todos estamos expuestos a los microorganismos y, sin embargo, unos enfermamos y otros no. ¿Qué es lo que determina la posibilidad de adquirir una infección y enfermar? Lo que marca la diferencia es la condición o el estado de esa célula o tejido, el estado biológico y energético de la persona, es decir, el terreno con que se encuentre el microorganismo patógeno. Desde la concepción fisicoenergética, si la condición de la célula es yin, es fácil que se descomponga. En realidad, una infección no es sino un proceso de descomposición de un tejido que ha podido generarse gracias a que esa zona del organismo está, por la razón que sea, falta de energía, de vitalidad, de fuerzas contractivas y coherentes, de yang.