Más cereales integrales y menos Prozac

Metamorfosis, febrero 2010

¿Salud y nutrición son dos caras de la misma moneda?
Apostar por una buena alimentación es una garantía de salud. Al fin y al cabo, nuestro cuerpo se regenera constantemente a través de lo que ingerimos. Los datos hablan por sí solos: la OMS afirma que la causa principal de las enfermedades degenerativas de nuestro tiempo, como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares, es la alimentación cotidiana. Sin embargo, dedicar tiempo a saber lo que comemos no suele estar en nuestra lista de prioridades. Tenemos hábitos alimenticios muy arraigados, y no todo lo que ingerimos es nutritivo.

¿Cómo describiría la alimentación contemporánea mayoritaria?
Desastrosa. Vivimos inmersos en la cultura de la hipervelocidad, del “fast food”, del estrés y de la falta de tiempo para todo. Cada día nos bombardean con publicidad sobre productos prefabricados que compramos y comemos por impulso, sin ser conscientes del impacto que generarán en nuestro organismo. Comer es una necesidad humana básica, pero apenas dedicamos tiempo a informarnos y a escucharnos para identificar qué alimentos nos sientan mejor y nos aportan verdadera energía. Si queremos empezar a cambiar esta inercia, tenemos que empezar por prestar más atención a la calidad y la cualidad de los alimentos que utilizamos en la cocina.